Le cheminement intérieur de Marthe Robin est dévoilé grâce à la publication de son "Journal". Découvrez-le en ligne...
Su mensaje
Reavivar en el mundo el amor que se apaga
Las inspiraciones de Marta Robin han revolucionado por su profundidad a la Iglesia de forma duradera. Muchas de ellas son uno de los componentes que los papas llamarán la “Nueva Evangelización”: un compromiso misionero renovado por los cristianos, sacerdotes y bautizados juntos, en un mundo cada vez más secularizado. Para ello es necesario que los laicos accedan a una formación rigurosa en la inteligencia de la fe, alimentada por una relación asidua con Dios mediante la oración y los sacramentos.
« Te he elegido para reavivar en el mundo el Amor que se apaga », le dirá Cristo a Marta.
El camino vivido y propuesto por Marta, un camino de interioridad profunda y de contemplación, desentona con el mundo agitado y ruidoso en el que vivimos. Sin embargo, sería un error considerar que, como inválida recluida en una aldea perdida de Drôme, Marta no sea plenamente consciente del ruido y la agitación propios del siglo XX. Al contrario, tiene una conciencia aguda de ello. Por un lado, por las innumerables visitas que recibe; por otro, porque los dolores que acompañan cada día su vida no le dejan ningún descanso: ese aspecto del sufrimiento, el del cansancio que éste genera y que se puede comparar al cansancio nacido del exceso de actividades y ruidos incesantes, le permite sin duda compadecerse profundamente de la vida de los hombres y las mujeres modernos.
“Hay que estudiar, reflexionar para formar convicciones”
Sin duda, Marta Robin siente más que ninguno y de forma imperiosa la necesidad de abstraerse de lo cotidiano para volver a encontrar al Señor en un cara a cara interior aislado del mundo... para sembrar mejor este mundo. Por ello, insiste tanto en la formación de los laicos:
Algunos creen que ya no tienen fe, pero la tienen bajo cenizas.
Hay que soplar para avivar la llama”
El bautismo siembra una semilla que es necesaria acompañar en profundidad para crecer:
« Esa vida interior, la auténtica vida, debemos cultivarla y aumentarla sin parar, cultivando y aumentando en nosotros la gran vida de la fe y del amor».
Ella misma lee muchísimo, tratando sin cesar de comprender:
Nuestra fe debe ser sencilla y clara, piadosa e inteligente.
Hay que estudiar, reflexionar para formar convicciones, ideas seguras, esforzarse para llegar hasta el fondo de sí mismo, de sus creencias.
Un Nuevo Pentecostés de Amor en el mundo
Desde 1936, Marta recibe la revelación de un “Nuevo Pentecostés de Amor” que debe extenderse por el mundo después de una renovación de la Iglesia, una renovación en la que los laicos desempeñarán un papel importante. Ésa es la profunda razón de la fundación de los Foyers de Charité. En la mente de Marta, la misión y la evangelización no han de ser únicamente la obra de los sacerdotes y religiosos. Su inspiración, que parece totalmente nueva para aquella época, es que cada bautizado es corresponsable del mensaje del Evangelio, lo que el Vaticano II llamará muchos años más tarde el “sacerdocio común de los fieles”.
De la relación fructífera entre el sacerdote y los laicos surgirá un nuevo anuncio del Evangelio para el mundo. Los Foyers de Charité no son otra cosa: lugares llevados por laicos formados intelectual y espiritualmente bajo la dirección espiritual de un sacerdote, que ayudan a hacer surgir del pueblo de Dios la vocación natural del bautizado para la evangelización de sí mismo y del mundo.
En efecto, Marta no olvida al sacerdote en su visión. En su oración, le pide a Dios: « Multiplica a los santos entre tus sacerdotes para que, gracias a ellos, los santos se multipliquen también en el mundo. » A través de los sacerdotes los laicos pueden consolidar y aumentar su propia fe, es bajo su dirección paternal como el pueblo de Dios crecerá y se santificará.
«Multiplica a los santos entre tus sacerdotes para que, gracias a ellos, los santos se multipliquen también en el mundo. »
Marta, apóstol de la Nueva Evangelización
Un día, el filósofo y académico Jean Guitton le preguntó a Marta cómo se representaba al “Pentecostés de Amor” del que hablaba. La respuesta fue clarificadora:
" ¡Oh! En absoluto de forma extraordinaria. Lo veo tranquilo, lento. Pienso que irá haciéndose poco a poco. Pienso incluso que ya ha empezado. En cuanto al porvenir, sabe usted que me atribuyen muchas ideas sobre el porvenir. No sé nada, salvo una cosa: que el porvenir es Jesús."
Por tanto, Marta no ve ese nuevo Pentecostés como un acontecimiento extraordinario y repentino, sino como una maduración lenta, progresiva y casi invisible, a imagen y semejanza de la discreción de Dios en el Horeb. En ningún caso, esa esperanza de una renovación profunda se apoya en una visión crítica y pesimista de la Iglesia, de la que siempre siguió siendo la hija obediente, enteramente y sin restricciones. Al contrario, su intuición de ese nuevo Pentecostés es una esperanza llena de alegría y confianza.
Son muchos los que ven en Marta Robin un auténtico Apóstol de la Nueva Evangelización. Hoy día, los miembros de los Foyers de Charité, como la veintena de nuevas comunidades que Marta acompañó o ayudó a crecer, aún viven de esa inspiración que es para los laicos como un oasis de santidad, llamado a extenderse cada vez más hasta recubrir la Tierra, cambiando el mundo en profundidad.