La beatificación

A una persona fallecida que tiene una reputación de santidad se la declara venerable cuando la Iglesia católica reconoce la “heroicidad de las virtudes” de dicha persona.

La “heroicidad de las virtudes” representa los esfuerzos realizados por la persona para ser mejor, acoger la gracia de Dios, practicar la caridad, entregarse al evangelio y ser fiel a la Iglesia. Este criterio es mucho más importante que los hechos extraordinarios, incluso milagrosos, realizados durante la vida del cristiano, cuya causa también se tiene en cuenta.

Al declarar “venerable” a Marta Robin, la Iglesia les da como modelo a los cristianos, la forma en que vivió las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad) y cardinales (justicia, prudencia, fortaleza y templanza). Reconoce el valor ejemplar de la vida de Marta, que entregó totalmente a Dios y a los demás sin ningún tipo de egoísmo, afrontando las situaciones difíciles de la vida con una fuerza que no es meramente humana.

El principio del procedimiento, cinco años después de su muerte
El 6 de febrero de 1981 fallece Marta Robin. Cinco años después, los Foyers de Charité le piden al obispo de Valence, Monseñor Marchand, que inicie el proceso de beatificación. El obispo nombra al Padre Ravanel, miembro de los Foyers de Charité, postulador de la causa. De este modo, se inicia en 1986 la investigación diocesana con vistas a la beatificación de la “sierva de Dios”.

La investigación diocesana
Para llevar a cabo esta investigación, se nombran a dos expertos (un teólogo y un historiador) en 1988. El primer elemento que se toma en cuenta es la reputación de santidad de Marta Robin entre el pueblo cristiano. Entre 1988 y 1996, consultan a más de 120 testigos y expertos. Al final de la investigación, se presenta a la Congregación para las Causas de los Santos (Roma) un informe de 17.000 páginas (biografía crítica, declaraciones de testigos, escritos eventuales y otros documentos). En esta fase, nombran a Marta Robin “sierva de Dios”.

El análisis realizado por la Congregación romana

El 24 de abril de 1998, un decreto de la Congregación para las Causas de los Santos constata la validez de la investigación diocesana. La instancia romana prepara la documentación para someterla al examen de historiadores y teólogos que dan una opinión crítica y, luego, al examen del promotor de la fe, antes apodado “abogado del diablo”, cuyo papel es presentar los argumentos eventuales en contra de la beatificación o de la canonización. Por último, deliberan los cardenales y obispos. La redacción de la Positio (un resumen de 2.000 páginas del informe de beatificación que presenta los resultados de esa investigación diocesana) concluyó el 6 de mayo de 2010.

La heroicidad de las virtudes
El congreso de los cardenales y obispos decide si es oportuno someter el caso al Papa con vistas a que declare la heroicidad de las virtudes, es decir, “la perfección del amor humano y cristiano, y su expansión en la vida”. Marta Robin fue declarada venerable por el Papa Francisco el 7 de noviembre de 2014.

El reconocimiento de un milagro
El Postulador de la Causa de Beatificación, el Padre Bernard Peyrous, presentó en Roma, un informe que describe un milagro obtenido por la intercesión de Marta Robin. Primero, ese milagro ha sido objeto de una investigación diocesana y, más adelante, será estudiado por la Congregación romana para las Causas de los Santos gracias a testimonios, documentos y valoraciones científicas.

La beatificación
Si la comisión encargada de este análisis reconoce la validez del milagro, el Papa podrá decidir declararla “beata” en la fecha que le convenga.

Para leer:

• Etapas de la causa de beatificación de Marta Robin
• Apoyo mediante la oración